El lobo, caperucita y el cazador !!
Un trio mal avenido .
Este no es solo el guion de un cuento ...
Te lo encuentras también en la vida .
Un círculo vicioso de comportamiento basado en tres roles: perseguidor, víctima y salvador.
Este tipo de relaciones disfuncionales se ha explicado muy bien a través del ANALISIS TRANSACCIONAL.(ver Eric BERNE)
El análisis transaccional es una teoría humanista de la personalidad, las relaciones humanas y la comunicación y una herramienta terapéutica que se aplica en psicoterapia, en coaching, en educación e incluso el ámbito de las organizaciones...
El análisis transaccional formó parte de mi formación en trabajo social en Francia en los años 80 y recuerdo con cariño mi profesor y tutor de estudio, el Doctor Scali, psicoanalista, argentino afincado a Niza que me enseñó un sistema de valores profundamente humanista y una filosofía optimista de la vida.
El Analisis transacional describe el funcionamiento del ego (los tres estados del ego).El niño, el padre y el adulto.
Es útil para entender cómo se organizan los individuos en grupos, empresas, culturas, etc. Esta teoría sigue hoy en Francia muy utilizada como herramienta de gestión en las empresas.
Un punto interesante del análisis transaccional es el triángulo dramático, también llamado Triángulo de Karpman, una herramienta psicológica que permite explicar ciertos problemas de relación.
Par este pequeño teatro necesitamos 3 papeles principales (los 3 actores de nuestra pequeña obra ...) una victima, un perseguidor y un salvador..
De que trata la obra ¿? ( juego psicológico )
Es importante saber que todo el mundo, en algún momento, juega a este juego psicológico, inconscientemente. Sin embargo, los papeles no son fijos y podemos pasar fácilmente de víctima a perseguidor o a salvador en el transcurso de la misma conversación.
Dicho esto, todos tenemos una ligera preferencia en cuanto a qué papel adoptar desde el principio, dependiendo de la situación...
En este Juego, ninguno de los tres actores quiere que la situación evolucione positivamente. Cada uno está satisfecho con su papel y tiene un interés personal en él.
Esto significa que la Víctima no saldrá voluntariamente de su papel de víctima, el Salvador no intentará realmente ayudar a la víctima, y el Perseguidor tampoco intentará empujar a la víctima hacia abajo. Todos están fingiendo, como en una obra de teatro.
Ya podríamos preguntarnos cuál es el beneficio para la víctima de ser perseguido, y sin embargo lo hay:
La Víctima se queja y llama la atención sobre sí misma, en particular, la atención del Salvador. Por lo tanto, para las personas con problemas de carencias emocionales esta es la situación ideal para recibir compasión, protección y atención por lo que esperan que otro se ocupe de ellas (El Salvador).
La víctima no quiere reconocer sus responsabilidades y no tiene que hacer el esfuerzo de cambiar. Como ella es la Víctima, todo el daño se debe al Perpetrador y esto le da la imagen de una persona irreprochable.
Todo esto hace que la Víctima no quiera realmente que la situación cambie, se siente cómoda en su papel. Además, si la situación mejorara, dejaría de tener la atención que recibe, no tendría más excusas para justificar sus problemas.
Una persona que está dispuesta a asumir el papel de víctima busca así atraer a un salvador. Por lo tanto, llama a otro para que sea su perseguidor. .
El interés del Salvador es mucho más evidente, ya que convertirse en Salvador es desempeñar un papel bastante gratificante. Permite tener una buena imagen de uno mismo y también una buena imagen ante los demás. Pero eso no es todo, porque le satisface que alguien confíe en él, le gusta que alguien dependa de él y controlarlo.
Y este es el problema: el Salvador pone a la Víctima en una posición de incapacidad. Para él, la Víctima no podría arreglárselas sin su presencia.
Así que el Salvador ya no tiene interés en que la situación se resuelva. Al igual que la Víctima, si el problema termina, ya no tiene razón de ser y si deja de desempeñar este que desempeñaría este papel pierde todas las ventajas.
Finalmente, para que el Salvador perdure, necesita una Víctima pero también un Perseguidor que justifique su existencia.
El Perseguidor (o también llamado Verdugo) a menudo es un Salvador decepcionado que, al no saber cómo afrontar una situación recurre a la vía dura, o una Víctima que ha decidido protegerse. El Perseguidor sólo es consciente de sus propias necesidades y niega las de los demás.
Él pone las reglas, decide, dirige y corrige al menor error. No perdona la más mínima desviación. Hace criticas y pone a su interlocutor en una posición de inferioridad y lo hace sentirse culpable.
El Perseguidor, al igual que los demás protagonistas, no siempre sigue siendo un Perseguidor. Los papeles pueden redistribuirse durante los famosos "COUP DE THEATRE".
Cuando la situación se vuelve insostenible para uno de los protagonistas, se empuja a cambiar su papel y a cambiar el de los demás.
Por ejemplo:
Un Salvador que está cansado de que la Víctima no le deje actuar, o le agobie se convierte en Perseguidor.
O la Víctima, cansada de que el Salvador lo decida todo, elegirá ser Perseguidor.
El perseguidor adapta entonces su papel a este cambio.
Si el Salvador se convierte en Perseguidor, el Perseguidor se convertirá en Salvador, o si el Salvador es rechazado por la Víctima se convertirá él mismo en Víctima y la Víctima en Perseguidor.
Al final...
se trata de no caer en el mismo guión...
y aprender a cambiar de roles !!
The SHOW MUST GO ON !!